
La retinopatía
diabética (RD) es una complicación frecuente de la diabetes mellitus, y
consiste en el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina, el
órgano más importante del ojo, donde se produce la transformación de la energía
de la luz en impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro.
Los altos niveles de glucosa en la sangre que sufren los diabéticos dañan los
capilares de la retina, haciendo que filtren, lo que trae como consecuencia
hemorragias retinales exudados. Con el tiempo y los malos cuidados, pueden
llegar a un desprendimiento de la retina, con evolución indefectible hacia la
ceguera irreversible.
La RD es una enfermedad silenciosa, ya que no causa síntomas en sus etapas
iniciales. Por ello, es muy importante que las personas con diabetes se
realicen una evaluación oftalmológica en forma periódica y mantengan un
adecuado equilibrio metabólico.
PREVALENCIA DE LA RD
Según el Departamento de Salud Visual de la Sociedad Chilena de Oftalmología
(SOCHIOF), en Chile se estima que un 30% de pacientes con diabetes mellitus
padece de una retinopatía en diversos grados, que si no se detecta precozmente
puede producir una ceguera irreversible.
La Encuesta Nacional de Salud de 2010 estableció que el 9,4% de la población
mayor de 15 años tiene diabetes. Además, este estudio determinó que el 85% de
los que padecen esta patología sabe de su condición. Por ello, es importante
enfatizar que UNA PERSONA CON DIABETES TIENE 25 VECES MÁS RIESGO DE
CEGUERA QUE UNA PERSONA SIN DIABETES.
La RD se presenta en mayor número en hombres que en mujeres, en personas de
bajo nivel educacional, mayores de 65 años y quienes pertenecen a pueblos
originarios.
Por otra parte, la prevalencia de la diabetes está aumentando por la mayor
sobrevida y el cambio en el estilo de vida, llegando incluso a más del 10% en
algunos países. Después de 20 años, el 90% de los casos de diabetes tipo 1 y el
60% del tipo 2 tendrán alguna forma de retinopatía diabética. De ellas, el 5%
requerirá de tratamiento para evitar una ceguera irreversible.
El riesgo de pérdida visual y ceguera se reduce con un control metabólico
estable, una detección precoz y tratamiento adecuado. Un examen periódico y el
tratamiento de la retinopatía reducen considerablemente el número de pacientes
ciegos por esta dolencia.
Como la RD No afecta la visión hasta etapas muy tardías, es necesaria la
educación temprana del paciente y su entorno para que no descuide sus controles
médicos con el diabetólogo y el oftalmólogo.